jueves, 19 de mayo de 2011

Un día en un tren

Siempre he querido tener hijos pero hasta hace poco había otros planes más interesantes: terminar la carrera, conocer mundo, vivir la juventud sin ataduras, etc. Pero poco a poco el instinto maternal fue ganando terreno y llegó un punto en el que, cada vez que veía a un bebé, se me iban los ojos detrás y no dejaba de imaginarme cómo sería tener el mío propio.
Mi pareja, mucho más práctico que yo y sin las hormonas maternales revoloteándole, decía que aún no era hora, que todavía teníamos planes que llevar a cabo. Planes que no incluían un bebé.Al principio intenté convencerle pero llegó un momento en el que me cansé y en el que pensé que prefería que él llegara a la misma idea que yo sin tener que presionarle. Si íbamos a tener una criatura quería que ambos la deseáramos por igual.
Así que ese fue mi plan, dejarle tranquilo y esperar. Un día, en el tren, había una mujer con su hijo sentados cerca de nosotros. De pronto, mi pareja me miró y me dijo: "Si quieres ya podemos tener un bebé". Así de sencillo! Sin preparaciones, sin discurso romántico, sin acompañarlo de un beso apasionado. Nada. Pero esa simple frase, caída por sorpresa, fue la más bonita que había escuchado en mucho tiempo.
Fue de esta forma como empezó la espera de la que hoy es Plastilina. Que, por cierto, no se hizo de rogar. Yo creo que ella también estaba deseosa de llegar a nuestras vidas y, por eso, un mes después de ese viaje en tren
dijo: "Atención, que voy en camino". 

1 comentario:

  1. Qué bonito y divertido blog, Candora! Me encanta conocer otras mamás 2.0. Jo, esta historia me ha recordado un montón a mi propia historia... Yo, cansada de insistir, también decidí dar aire al papadeaitor y dejar que encontrara su instinto paternal como yo había encontrado el mío... Y sin más, un buen día al llegar a casa me soltó una frase tipo a la tuya en mitad de otra conversación... y yo: ¿¿¿???? Él ni se acuerda, pero yo tengo grabadas a fuego sus palabras y el momento exacto! Dos meses más tarde... Aitor llegaba a nuestras vidas...

    ResponderEliminar