martes, 25 de junio de 2013

Crónica de un disgusto anunciado

He esperado más de una semana para escribir la historia que sigue a continuación. Lo he hecho porque tenía tal cúmulo de emociones que necesitaba serenarme, tranquilizarme, calmarme y todo eso para evitar no decir barbaridades. 

Hace ya como unos 15 quince días Plastilina amaneció con unas legañas amarillas en los ojos. Se los limpié bien y nada. Al día siguiente, era un miércoles, seguía teniéndolas además de un poco de hinchazón en el ojo, algo así como un orzuelo. 

Como eso ya no pintaba bien la llevé al pediatra. Mi pediatra, tiene superpoderes porque, una vez.  con sólo ver a Plastilina a unos 3 metros de distancia y por espacio de un milisegundo diagnosticó una posible dermatitis atópica. Sus superpoderes ven a través de los leotardos porque, tiempo después, supo que esa piel seca (la posible dermatitis nunca más fue nombrada) era producto del clima. Sus superpoderes llegan tan lejos que, el otro día, con sólo mirarla dos milisegundos (démosle un milisegundo de confianza) supo que tenía una infección. 

Soltado así el diagnóstico se dió media vuelta, fue al ordenador, empezó a teclear y me dijo que le lavara el ojo con agua y con manzanilla y, que si se ponía peor le diere antibióticos. A continuación pasó a darme cita para la vacuna de las garrapatas (un día contaré esto). 

Bueno, pues allá que me fui a mi casa jurando y perjurando que esa había sido la última oportunidad que le daba y que ya lo iba a despedir como pediatra de Plastilina.

Al día siguiente, cuando nos despertamos, el ojo de mi nena era una bola enorme y roja. Su precioso ojito estaba totalmente cerrado a causa de la hinchazón. El susto que me di fue tremendo y tardé sólo unos minutos en vestirme, recoger mis cosas y llevármela al hospital.

En urgencias éramos las primeras pacientes pero tardaron un poco en atendernos. Se ve que era cambio de guardia y el médico no llegaba. Una vez en consulta comenzó el mal rato tanto de Plastilina como el mío. A ver, yo entiendo que hay que hacer pruebas, tomar la temperatura, verle los oídos, la garganta y todo eso pero no sé por qué no saben ser más pacientes y comprensivos con una niña pequeña. Fueron muy amables y profesionales pero si me hubieran dejado más tiempo seguro que consigo que Plastilina colabore sin necesidad de usar la fuerza. Ella siempre se porta bien en las consultas y hace lo que le digo pero claro, si la cosa empieza mal se pone a llorar y hay que volver a calmarla.

El caso es que con ella en mis brazos, llorando aterrorizada, me dicen que la van a ingresar porque la infección es seria y necesita tratamiento urgente. Y, claro, a mí se me saltaron las lágrimas. Era la primera vez que mi niña pasaba una noche en el hospital (claro, si no contamos cuando nació). 

Para mejorar la cosa tengo que aclarar que Chico no estaba porque esa misma mañana se había ido de viaje de trabajo y no regresaba hasta el lunes siguiente. Así que estar allí sóla, sin mi pareja, sin mi familia, me afectó bastante y, una vez en la habitación, me puse a llorar. 

Como no iba preparada para quedarme en el hospital pensé en quién podía llamar para que se quedara un poco con mi hija mientras yo iba a casa a tomar algunas cosas. Repasé la lista de amigos y, entre los que tiene hijos pequeños y no los pueden dejar sólos y entre los que estaban trabajando sólo me quedaba una amiga candidata para venir. Ella no contestaba al teléfono así que tampoco me valía. 

Mientras pensaba en qué hacer llamé a Chico para contarle la situación. "Llama a mi familia" me dijo. Os podéis creer que no habían pensado en ellos? Por qué? Pues porque, por desgracia, no los considero ni mi familia ni parte de mis amistades. Hablar de ellos me daría para muchos post pero es mejor que lo dejemos y nos centremos en lo que estamos. 

El post lo he titulado así porque, en ese momento, cuando decidí pedir ayuda a los Apolíticos, de verdad que tuve un momento de optismo y confianza en que ellos estaban allí para apoyar. Al fin y al cabo mi hija sí es parte de su familia, le he enseñado a darles besos a todos cada vez que los ve, les muestro fotos suyas para que sepa sus nombres, la llevo de visita para que se conozcan, le hablo de ellos...en fin, que he intentado que haya una relación de cariño, de afecto, de familia. 

Y, bueno, fue un disgusto anunciado porque una es tonta y se cree que la gente va a cambiar y que va a ser como uno quiere que sea. Porque al final soy una intolerante que no acepta los cambios y quiere ver lo que ha visto toda su vida.

Qué he visto toda mi vida? Que cuando uno se pone enfermo se le llama varias veces para ver como está; que llama a todos los familiares para decir que Menganito está ingresado/enfermo; que se le visita en el hospital; que se le pregunta si necesita algo; que se le lleva algo para comer, leer, pasar el tiempo, flores, algo. 

Qué es lo que hacen aquí? No llamar para no molestar, no visitar para que descanses y no llevar nada porque en el hospital te dan de todo. 

Eso es exactamente lo que pasó. El jueves, día del ingreso, conseguí que viniera mi cuñada y se quedara con Plastilina. No fue más de una hora en total. El viernes llamó mi suegra para decirme que vendría el sábado. El sábado llamó otra cuñada y la mujer de mi cuñado para saber cómo estaba Plastilina. El sábado vinieron mi suegra y mi cuñada (la que había venido al jueves) con una vaquita de peluche para mi hija. El domingo se presentó mi cuñada número tres que había llegado el día anterior de viaje. De todos, ésta fue la única que me preguntó si necesita algo y si quería que me trajera algo de comer (tengo que añadir que le acababa de decir lo poco que se comía en el hospital). 

El resto nada. El lunes mandé un sms a dos cuñadas para decirles que nos íbamos a casa. El resto no me llamó para saber si ya estaba mejor la niña y si estábamos en casa. 

Cinco días sóla en el hospital, sin salir de allí, con mi hija con los ojos tan hinchados que casi no veía (al día siguiente de llegar tenía los dos infectados), preocupada porque la cosa podía ponerse peor y las únicas personas que estuvieron allí para ayudarme fueron amigos,. Amigos a los que les agradeceré en el alma su preocupación y cariño. Ellos sí son más familia mía que aquellos que comparten sangre con Plastilina. 

Ah bueno, que lo mejor son los 3 sms en total que me envió Chico en 5 días y las 0 llamadas que recibí de él porque estaba en el extranjero y le salía caro llamar. No comments. 

Como decía antes, me doy cuenta de que no soy tolerante porque me niego a aceptar que ésta actitud tan austriaca sea " cultura" y me niego a que a mi hija se le pegue nada de eso.

2 comentarios:

  1. aisssssssss como te entiendo y apoyo querida mia. no me extraña que te niegues a aceptar que algo de eso se convierta algo normal y natural para tu hija. Lo de Chico a fin de cuentas para mi sería lo peor, pero no quiero ahondar en la yaga. Muchas veces es cierto que la familia se busca y encuentra y que la familia de sangre es menos familia -me he liado pero seguro que entiendes lo que digo-
    Bueno y que tal Plastilina? Se sabe a qué era debida la infección? Menudo sustazo. Ni imaginarme quiero estar en una situación así.
    Espero que no lo pasara muy mal en el hospital.
    Un besote.

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  2. Sí, entiendo lo que quieres decir. A veces se consiguen lazos muy fuertes sin ser de sangre. No es el caso con mis apolíticos.Lástima.

    Al final no se supo de qué era la infección.Me dijeron que ya se habían dado algunos casos en la guardería así que supongo que vino de allí.

    Y lo de Chico...aún tenemos una conversación pendiente porque lo que no quiero es que piense que lo hizo bien.

    Ah, bueno, Plastilina lo pasó genial en el hospital! Es que los peques, son felices en cualquier sitio!

    Gracias por tus comentarios y tus ánimos!
    Otro beso pa tí.

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