lunes, 30 de junio de 2014

Presentando a Morla

Ya hace 4 meses y medio que la peque vino a nuestras vidas y, entre una cosa y otra, siempre he ido dejando el presentarla de forma oficial. Pues bien, vamos allá. 

A ella la llamaré Morla porque en cuanto la pusieron en mis brazos me vino a la mente la tortuga de ojos grandes y somnolientos de "La historia interminable". Dicho así pensaréis que debió ser un bebé feo. Para nada. A ver, no quiero que el amor de madre guíe mis dedos por el teclado. Pero fea os aseguro que no era. Siempre tengo la manía de buscar parecidos entre personas y, en ese momento, pues fue lo primero que se me vino a la mente. 

Hasta ahora ha sido un bebé modelo: comer, dormir, comer, dormir, etc. Vamos, que había momentos en los que casi se me olvidaba que tenía otra hija durmiendo en la cuna. Plastilina también fue tranquila pero Morla lo es más. De hecho se duerme simplemente con el chupete y un trapito rozándole la mejilla. Algo impensable con Plastilina. 

Hace una semana que ese ciclo de dormir y comer está empezando a romperse y, poco a poco, una personita de está apoderando de ese cuerpecito. Una personita que sonríe en cuanto la miras, que ha descubierto que tiene dos manos y dos pies, que hace gorgoritos para "contarte" cosas, que ya no quiere estar siempre tumbada sino que quiere que la agarres y le muestres el mundo que la rodea. En definitiva, está empezando a vivir y no sólo a sobrevivir. 

Físicamente me recuerda mucho a su hermana aunque la gente dice que no. A veces, cuando la veo dormir me viene un flash back y, por un segundo, me parece estar viendo a Plastilina. Si me fijo en los detalles entonces sí que noto que son bastante diferentes. Morla tiene los ojos azules, la nariz más respingona, la cara más alargada y el pelo parece que más claro.

Cuidar de nuevo a un bebé es curioso porque es como ver una película que ya has visto y al verla de nuevo vas recordando escenas que habías olvidado. Y también estás ansiosa porque lleguen esos momentos que tanto te gustaron (el primer baño, las primeras risas, los primeros pasos, etc)

También, con un nuevo hijo, te planteas si hacerlo todo como con el anterior o cambiar algo. Por ejemplo, Morla tiene chupete algo que Plastilina no tuvo. Bueno, matizo, lo tuvo (porque mi madre se lo ponía) pero se lo quité al mes de usarlo. Ahora me he decantado por usar el chupete. Simplemente porque tengo que dividir mi tiempo y atención entre dos personas. Con Plastilina podía permitirme el lujo de tenerla en brazos todo lo que ella o yo quisiéramos. Con Morla no puedo.

En general hay pocas cosas que vaya a hacer distintas. Pienso en Plastilina y veo que es una niña alegre, despierta, curiosa, parlanchina, graciosa, cariñosa...buena. Y, sí, me pongo medallas y me digo " no lo estás haciendo tan mal". Por eso no veo razones para cambios con Morla. Seguiré con el pecho hasta que pueda, con el colecho, llevándola en mi mochila, agarrándola cuanto pueda...que todo eso funcione no sólo depende de mí. También de ella porque, que yo haya parido a las dos, no quiere decir que las dos vayan a ser iguales.




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